NÁPOLES, Italia. -La audiencia en el Tribunal de Nápoles, que juzga la presunta extorsión a la sociedad italiana Impregilo a instancias del anterior Gobierno de Panamá, se ha iniciado esta mañana con un golpe teatral de Valter Lavítola.
El acusado ha despedido a su abogado Maurizio Paniz y ha designado como letrada titular a una joven abogada, Marianna Febbraio, que, de entrada, ha solicitado una prórroga para poder estudiar el caso.
El Colegio de Jueces ha rechazado esta pretensión, que sin duda dilataría el proceso cuando solo faltan dos audiencias antes de la pausa del verano en Italia.
Es claro que a golpes de suspensiones y abogados despedidos, Lavítola pretendería forzar una futura
prescripción de los presuntos delitos por los que se le juzgan.
Sin embargo, la magistrada Giovanna Cepalluni ha concedido tiempo extra para que la nueva abogada pudiera, al menos, estudiar los interrogatorios que figuran en el sumario correspondientes a los testigos previstos para hoy.
El embrollo que desencadena el acusado en cada audiencia ha vuelto a provocar un considerable retraso de más de tres horas en el inicio de la audiencia pública, prevista para las 10:00 a.m., hora de Italia.
Incluso, el fiscal Henry John Woodcock ha renunciado a interrogar en sede judicial al embajador de Italia en Panamá, Giancarlo María Curcio, al ingeniero de Impregilo, Paolo Moder y al dirigente de la misma sociedad, Salvatore Meladi, para evitar perder demasiado tiempo y ha pedido en su lugar que el tribunal adquiriera sus declaraciones testimoniales pasadas.
Con Paniz son ya cuatro los abogados que Lavítola ha despedido desde que ingresó en prisión, en abril del 2011.
Esta mañana, el acusado ha querido imponer su criterio a la fuerza ante su nueva abogada italiana y ha exigido que le trajeran los documentos judiciales que había trabajado con sus anteriores abogados en los que había preparado una serie de preguntas que consideraba “pertinentes” para el diplomático Curcio, ya que su nueva defensa no disponía de ese material.
Otro abogado, Antonio Cirillo, ha declarado a La Prensa que renuncia a seguir defendiendo a Lavítola por “solidaridad con Paniz” y porque consideraba que su cliente sufre una “distorsión mental”. Lavítola se ha mostrado visiblemente nervioso y exaltado en la sede judicial, al extremo que ha exigido a la policía penitenciaria que expulsen de la sala a esta corresponsal de La Prensa de Panamá.
Si bien la audiencia es pública, esta periodista ha optado por abandonar momentáneamente la sede judicial a fin de favorecer que el detenido calme sus ánimos.

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