Centroamérica representa hoy apenas el 1,5% de las inversiones chilenas en el mundo, pero en el último tiempo ha acaparado la atención de un puñado de empresas locales, entre ellas, de la constructora Salfacorp, la automotora Gildemeister y la matriz de la cadena de farmacias Cruz Verde, Socofar.
Hasta ahora, cerca de una treintena de compañías locales, de rubros tan distintos como la construcción, los servicios y la acuicultura, ha elegido esa región para crecer, con inversiones que en dos décadas suman US$ 839 millones, la mayor parte de ellos en Panamá, según datos de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon).
¿Por qué el interés? Se trata de una región en desarrollo, que por su ubicación estratégica ofrece acceso a las costas del Atlántico y del Pacífico, un mercado potencial de cerca de 42 millones de habitantes, considerando también a Costa Rica, Honduras, Guatemala, Nicaragua y El Salvador, y la posibilidad de estar en la puerta de entrada a México y Estados Unidos, detalla Marcela Aravena, agregada comercial de ProChile para Centroamérica y el Caribe.
También hay otros factores. La región se ha dado cuenta, explica la ejecutiva, de que "tiene que abrirse a la inversión extranjera. Por eso, ha establecido programas de incentivos como que las empresas empiecen a pagar impuestos a partir del año 10, en Costa Rica y Salvador, y ha hecho estudios de mercado para testear y detectar nuevas oportunidades".
En ese contexto se explica que firmas chilenas estén explorando opciones para expandirse más allá de Panamá, hasta ahora, el séptimo país en recepción de capitales locales. En Honduras, por ejemplo, aunque la inversión acumulada en 20 años apenas se empina a los US$ 4 millones, hay un creciente interés. "Recién nos visitaron Salfacorp, Almagro, B.Bosch, Enel Green Power (Endesa) y Eathisa", revela Aravena.
Las chilenas que han apostado en esas tierras agregan sus propias razones para explicar esta tendencia. Para Francisco Garcés, gerente general de Salfacorp, la recién anunciada compra del 80% del mayor constructor de puertos en Panamá y el Caribe, Intercoastal Marine Inc., va en línea con su plan de ingresar en mercados de gran potencial. "Estamos frente a una empresa que nos permite acceder a la ejecución de contratos en el Pacífico Sur de América Latina y todo el Caribe", dice. Por eso, su foco también apunta a tomar oportunidades en Colombia y en otros países de Centroamérica, "en obras industriales en sectores como energía, petróleo y gas, puertos y minería", cuenta.
El caso de la salmonera Aqua Chile, que llegó a la zona hace tres años a producir tilapia, aporta otra mirada. Según su gerente general, Alfonso Márquez de la Plata, eligieron Costa Rica y ahora Panamá, "por su estabilidad económica, política y social, por su apertura a nuevas inversiones y en el caso puntual de Panamá, por su gran potencial". Allí se encontraron, añade, con personal altamente calificado y con condiciones climáticas ideales para diversificar su portafolio de productos. Hoy, la firma espera duplicar su producción en la región hacia 2016 y proyectarse luego en el resto de América Central.
Sonda, por su lado, también está presente en Costa Rica y Panamá. "Percibimos un buen clima de negocios y una institucionalidad arraigada", explica Raúl Véjar, su gerente general. Ambas naciones, agrega, tienen potencial de desarrollo futuro y han sido un polo para invertir, particularmente, por parte de empresas globales. La operadora, ligada a la familia Navarro, busca potenciar su presencia en Panamá, tras firmar un contrato por 10 años como administrador financiero del nuevo sistema público panameño, Metrobus, que significará invertir US$ 180 millones.
Las automotoras también han dado sus pasos en esa región. En febrero pasado, Gildemeister se asoció con el conglomerado Los Tres de Guatemala, mientras que el grupo Kaufmann aterrizó en 2010 tras tomar control de Auto-Star, la comercializadora de Mercedes Benz en Costa Rica y Nicaragua.
En el ámbito de los medicamentos, dos firmas han dirigido sus pasos a Centroamérica. Socofar, de la familia Harding, compró a fines de abril el 50% de la Corporación Cefa, la mayor distribuidora de productos farmacéuticos de Centroamérica, y Recalcine, de la familia Weinstein, instaló en Costa Rica sus oficinas comerciales y de distribución para toda la zona, en 2009, en línea con su estrategia de desarrollarse en mercados emergentes.
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